Lisboa (from moonlight to twilight)
Siento que todos los colores que veo asociados al movimiento y sonido, me envuelven como un niño en una cuna de piedra. Al escoger la lengua de Cervantes para escribir esta nota se debe a mi necesidad de expresar un día raro pero lleno…el castellano ha dominado mi forma de pensar hoy…encuato miraba al Tajo, después de la media noche, los barcos se paseaban de forma tranquila sobre sus aguas como que intentando no hacer ruido para que el niño se durmiera en su cuna. Las luces de la ciudad suspiraban sus dolores que al largo del día habían digerido de los millares de personas que debajo de su estado apagado, se movían. La ciudad no duerme y yo tampoco, porque presiento que algo iba a pasar…hoy me apetecía hacer locuras…tirarme desnudo al Tajo y esperar que el me vistiera. Fue lo que hizo, cando lo miré, el me contó algunas historias suyas, me recordó otras mías y me dijo para no dejar de creer…mi esfera llegará a algún destino todos los días…unos mas racionales, otros mas emocionales…unos mas llenos otros menos llenos…días y mas días que me revuelven el alma…pero es la noche que me hace respirar, aun que de forma algo melancólica pero simultáneamente alegre, toda esta experiencia de vida que estoy teniendo en uno de los años mas intensos de mi vida. El sol, el Tajo, el puente, el “silencio” nocturno de la ciudad, el movimiento del coche, las luces, las estatuas, la música, las casas, los semáforos, los árboles, las personas…Lisboa (from moonlight to twilight).
La cuna es de piedra por dos razones: Una es completamente personal y la otra porque mismo que tenga todos mis sentidos despiertos y súper receptivos a todo tipo de estimulo, la forma como hoy los he encajado ha sido algo dura…pero una cuna de piedra no quiere decir que sea específicamente inconfortable.
Una versión ibérica de la Histeria Mutante en Implosión
La cuna es de piedra por dos razones: Una es completamente personal y la otra porque mismo que tenga todos mis sentidos despiertos y súper receptivos a todo tipo de estimulo, la forma como hoy los he encajado ha sido algo dura…pero una cuna de piedra no quiere decir que sea específicamente inconfortable.
Una versión ibérica de la Histeria Mutante en Implosión
2 Comments:
como ousas olhar o Tejo sem mim?
Que o cuidado gesto com que nos tocas e “atendes” se possa perpetuar nessa melancolia em que o rio te transportou. É como se o destino das águas, em direcção ao oceano, assumisse a figura da imensidão do futuro ou da eternidade que nos está reservado. E o que está por vir deve, na minha opinião, ser maior, mais intenso, mais verdade, mais cheio das emoções que todos os dias renovamos… por acreditar!
Na melancolia com que Lisboa nos abraça, já casámos o fado com o tango, ou o flamenco, para nos deixarmos apaixonar num nível muito próximo do idílio. Lisboa mulher, é mãe na hora de nos proteger e não te deixará partir sem saber quais são os teus desejos.
Quanto a nós, a paixão ultrapassou, numa fórmula simples, as coordenadas mais provocadoras das minhas palavras ou intenções. Ficaram afogadas nesse mesmo Tejo. Com a sobriedade que este assunto me merece, não me é indiferente a dedicação com que nos entregamos, surpreendente até, devo dizer! E esse enamoramento deve-se a uma cumplicidade única e poucas vezes experimentada. Fundem-se as imagens que resgatámos ao encanto de todos os recantos da cidade. As gargalhadas e o humor que partilhamos em cada noite boémia, entre uns quantos copos e os meus muitos cigarros!
As histórias que o passar do tempo nos vai proporcionar ainda estão guardadas num cofre antigo, bem no fundo das águas do nosso rio, junto ao último pilar da ponte.
(São sereias aquelas que chamam por ti, lá perto do bugio….)
Para não fechar esta nota sem um ar do meu castelhano aí vai uma citação que creio que será do teu gosto e adequada:
“Donde Habita el Olvido” de Joaquin Sabina
Cuando se despertó
no recordaba nada
de la noche anterior,
demasiadas cervezas,
dijo, al ver mi cabeza,
al lado de la suya, en la almohada…
y la besé otra vez, pero ya no era ayer,
sino mañana.
Y un insolente sol, como un ladrón, entró
por la ventana.
El dia que llegó
tenia ojeras malvas
y barro en el tacón,
desnudos, pero extraños,
nos vio, roto el engaño
de la noche, la cruda luz del alba.
Era la hora de huir
y se fue, sin decir:
“llámame un dia”.
Desde el balcón, la vi
perderse, en el trajín
de la Gran Via.
Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no
tienen mucho sentido,
una vez me contó,
un amigo común, que la vio
donde habita el olvido.
La pupila archivó
un semáforo rojo,
una mochila, un peugeot
y aquellos ojos
miopes
y la sangre al galope
por mis venas
y una nube de arena
dentro del corazón
y esta racha de amor
sin apetito.
Los besos que perdi,
por no saber decir:
“te necesito”.
Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no
tienen mucho sentido,
una vez me contó,
un amigo común, que la vio
donde habita el olvido.
Assinado: Laura
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